¿Eres creyente o ateo? Ecología, Teoría de Género y Cambio Epocal.

Por David Atienza de Frutos

Guam, 9 de Octubre de 2019

Es una tónica general en los libros de historia y en las noticias diarias – y en el pensamiento de bar pseudocientífico que a mí me apasiona– disminuir o simplemente obviar el rol de la religión o de los sistemas cosmológicos en la evolución humana. Los presupuestos ecologistas tan de moda hoy y los economicistas, ambos mayormente marxistas-materialistas en su naturaleza ideológica, se imponen como causas fundamentales o motores iniciales en el desarrollo histórico, especialmente en el paso de sociedades paleolíticas a sociedades neolíticas y en subsecuentes cambios epocales. Por ejemplo, la domesticación de plantas y animales, central en este proceso del paso del paleolítico and neolítico, se comprende como resultado del cambio medioambiental o de cambios en las relaciones socioeconómicas y tecnológicas. Sin embargo, cada vez son más los estudios que manifiestan la importancia rectora de los sistemas cosmológicos y religiosos en los cambios históricos.

René Girard desde hace años, desde la Violencia y lo Sagrado (1972), presentó el mecanismo sacrificial como generador de cultura y motor fundamental de la evolución humana o si prefieren del cambio y del movimiento histórico y cultural. Con mucha más claridad lo expuso en Evolución y Conversión[1], testigo que tomó Pierpaolo Antonello junto con Paul Gifford presentando al Homo Religiosus como alternativa al Homo Sapiens.[2] Esta idea la ha sustentado la arqueología tras el descubrimiento de Göbekli Tepe. Klaus Schmidt, arqueólogo principal de este proyecto subrayaba en 2011 que:

“We used to think agriculture gave rise to cities and later to writing, art, and religion. Now the world’s oldest temple suggests the urge to worship sparked civilization.”

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En la antropología histórica esta idea se lleva acariciando durante varios años. Por ejemplo, aparece ya en el trabajo de Walter Burkert de 1972[3] o en los análisis del sacrificio Hawaiano de Valerio Valeri de 1994[4]. En 2015 los antropólogos culturales Rane Willerslev, Piers Vitebsky y Anatoly Alekseyev publicaron el artículo “Sacrifice as the Ideal Hunt: A Cosmological Explanation for the Origin of Reindeer Domestication” en la Journal of the Royal Anthropological Institute 21(1): 1–23, donde plantean de manera elegante y apoyados en datos etnográficos sobre diversas etnias siberianas la misma tesis: la domesticación del reno entre varios pueblos de Siberia parece que fue provocada principalmente por necesidades cosmológicas, es decir por la urgencia que imponía el sacrificio no violento de animales salvajes.

La necesidad de sacrificar, comentan los autores, debió de ser dar un impulso considerable a la domesticación del reno en la búsqueda de una resolución al doble vínculo –double bind– generado por la tensión que se produce por la discrepancia entre la caza ideal (donación no violenta) y la caza real (violencia) que amenaza con una retribución de la misma violencia en forma de falta futura de presas. En todo caso, la tesis de alcance antropológico más profundo presenta al pensamiento religioso como motor del cambio epocal que sufrió el ser humano de manera general en todo el globo más de 12.000 años atrás.

Es interesante, no obstante, que como norma en el mundo antropológico, René Girard no es citado en este trabajo. Y lo que me parece más relevante y por esto me decidí a escribir esta pequeña entradilla en el blog, es que esta serie de descubrimientos más o menos recientes, que confirman la existencia de un cambio paradigmático en el mundo de las ciencias humanas, apenas es conocido y no ha sido aceptado por el mundo académico. Seguimos prefiriendo narrativas ecologistas y economicistas que den cuenta de la evolución cultural humana. La religión tiene que ser un epifenómeno de la economía, un producto burgués artificial no vinculado a la naturaleza que es lo verdaderamente humano, eso sí, cuando nos interesa que lo sea.

Hoy, parece obvio que estamos a las puertas de otro gran cambio epocal, y aunque nos quieran vender lo contrario, son elementos religiosos los que están liderando el cambio, aunque aparezcan con nombres más técnicos como teoría de género y calentamiento global. Cada vez más estos movimientos se asemejan a un sistema religioso tradicional que a una teoría científica: sus escritos y sus personalidades más relevantes se están mistificando, se dan procesos agresivos de proselitismo, educación, y de expansión y se promete el cielo, la salvación; dentro de estos movimientos hay ortodoxias y heterodoxias, impactan a todos los niveles –psicológico, económico, político, filosófico, etc.–, poseen una idea de la verdad total –estas conmigo o contra mi– y son sistemas totales (y totalitarios).

Por cómo bajan las aguas parece que el cambio epocal se dará o se está dando, pero espero que al final la historia nos dé la razón y aceptemos todos el rol de la religión en el cambio, aunque me temo que seguirá siendo obviada y escondida tras una patina cientifista. Y yo me pregunto: ¿es acaso este olvido operado conscientemente o es parte del sistema? O quizás es mejor preguntarte a ti: ¿crees en el calentamiento global? ¿Crees en la teoría de género? ¿En qué crees tú? ¿Eres creyente o ateo? Porque como bien sabemos todos, la existencia de Dios no puede ser probada ni desmentida, como no podemos saber lo que pasara dentro de cien años.

 

[1] René Girard, João Cezar de Castro Rocha, and Pierpaolo Antonello, Evolution and Conversion: Dialogues on the Origins of Culture (London: T & T Clark, 2007).

[2] Pierpaolo Antonello and Paul Gifford, How We Became Human (Michigan: Michigan State University Press, 2010).

[3] Walter Burkert, Homo Necans: The Anthropology of Ancient Greek Sacrificial Ritual and Myth, trans. Peter Bing (Berkley: University of California Press, 1983).

[4] Valerio Valeri, “Wild Victims: Hunting as Sacrifice and Sacrifice as Hunting in Huaulu,” History of Religion 34 (1994): 101–31.


2 thoughts on “¿Eres creyente o ateo? Ecología, Teoría de Género y Cambio Epocal.

  1. De acuerdo a ciertas dinámicas de evolución de la consciencia, tener creencias, sean las que sean, no deja de ser algo bastante simple. Los pensamientos, fenómenos volátiles de baja energía uno a uno, sobreviven agrupándose y replicándose en algunos tipos básicos de cadenas: opiniones momentáneas, relatos algo más duraderos y creencias más arraigadas. Las últimas se rompen cada vez más rápidamente en la medida que vamos pasando de creer a crecer (actividades egocéntricas las dos), de crecer a crear (menos solipsista) y de crear a criar (nutrir al prójimo), de manera que, al irse apaciguando el parasitario mimetismo humano, nuestra genuina capacidad de amar se expresa cada vez con más espontaneidad y universalidad. Croar es algo todavía más arcaico que creer.

    Gracias con un fuerte abrazo ¡

  2. Me parecen muy interesante el planteamiento que hace este escrito en cuanto refiere a la predominancia de las explicaciones deterministas para pensar el cambio cultural (si entiendo bien el autor lo llama «epocal»). Es un gran aporte su visión respecto a la religión como variable y sustrato del cambio. Sin embargo veo bastante problemático no matizar el mismo concepto de «religión» al mostrarlo como un termino universal en su concepción y práctica. Por lo mismo me parece algo muy poco profundo comparar la «teoría de género» y el «cambio climático» con una religión. Parece más una acusación al fanatismo, haciendo que su comparación de poco juego a una crítica del cómo operan estos conceptos en el cambio cultural. Habría que ver que tipo de instituciones y violencias son las que sostienen o rebaten tales discursos, tal como las religiones más seculares lo han hecho históricamente. No creo que se colonicen y hostiguen pueblos con la «cruz» del género en la mano, o con «la inquisición» del cambio climático.

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